En una vuelta de tuerca dentro de la ya de por sí intensa dinámica de «Gran Hermano», el popular reality show emitido por Telecinco, Maica Benedicto, quien recientemente fue expulsada de la competencia, ha causado un considerable revuelo. Durante un debate del programa, Benedicto no se contuvo y criticó abiertamente al público del plató. Su acusación central fue el apoyo casi unánime que dicho público demostró hacia Óscar y Ruvens, otros participantes del reality, lo que según ella, refleja una clara preferencia predeterminada.
La discusión puso sobre la mesa no solo la actitud del público presente en el plató sino también la gestión de la organización del programa respecto a quién conforma ese público. Según Benedicto, la mayor parte de los asistentes al debate mostraban su inclinación hacia Óscar y Ruvens, dejando entrever una preferencia por estos participantes que se simbolizaba con colores «azules», insinuando así una predisposición negativa hacia ella y su grupo de aliados dentro del show.
Este no es el primer encuentro de Benedicto con la adversidad en el show. A lo largo de su participación, fue recibida con abucheos en más de una ocasión, una tendencia que, lamentablemente para ella, se mantuvo incluso después de ser la decimocuarta persona en ser expulsada del reality producido por Zeppelin TV.
Las dinámicas de apoyo dentro del público, según se señala, estarían influenciadas por empresas externas que gestionan las hinchadas que respaldan a los distintos finalistas, una práctica que, si bien no es manejada directamente por la cadena o la productora, ha suscitado controversia respecto a la equidad y la neutralidad del entorno del programa.
Pese a que Benedicto respaldaba a Juan, otro concursante del programa, y contaba con un sector del público que lo apoyaba, esto no fue suficiente para contrarrestar las críticas y los abucheos que recibía, especialmente marcados por sus confrontaciones con Edi, otro participante, y sus opiniones sobre Óscar y Ruvens.
El incidente con Benedicto no solo subraya la polarización del público sino que también plantea interrogantes sobre la influencia de la dinámica y organización del público en la percepción y trato de los participantes dentro del reality. Este debate supera las fronteras de la competencia para indagar en cómo factores externos pueden afectar significativamente la experiencia dentro de «Gran Hermano», tanto para los concursantes como para la audiencia.