La provincia de Málaga atraviesa un periodo difícil marcado por el impacto de una segunda DANA, que ha puesto a prueba la efectividad de sus servicios de emergencia. Durante esta crisis, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, visitó Benamargosa junto al consejero de Interior, Antonio Sanz, y bomberos forestales del Plan Infoca. Las imágenes de este encuentro, capturadas por el fotógrafo Álex Zea, muestran el aprecio de Moreno hacia quienes luchaban por la recuperación de comunidades afectadas por inundaciones.
No obstante, este acto de reconocimiento se tornó irónico cuando, a las dos semanas, Sevilla se convirtió en el escenario de protestas por parte de estos mismos bomberos. Los trabajadores denunciaron el incumplimiento de compromisos de la Administración, especialmente en lo que respecta a la recuperación de sus derechos laborales y la estabilización de la plantilla de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía. Los gritos de «¡Juanma Moreno, antigüedad! ¡Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra!» resonaron en una manifestación que evidenció el descontento acumulado.
Los sindicatos UITA, UGT-A, CCOO-A y CSIF, convocantes de esta protesta, expresaron su frustración por lo que consideran una falta de acciones concretas para atender sus demandas, a pesar de las promesas hechas en otro contexto político. Agregaron que el presupuesto autónomo para 2025 tampoco incluye recursos para resolver sus reivindicaciones, lo que profundiza aún más su desencanto con el gobierno.
La manifestación, que partió de la Plaza Nueva y concluyó frente al Palacio de San Telmo, tuvo la particularidad de ser supervisada por unos servicios mínimos considerados desmesurados, fijados en un 80% para los bomberos forestales. Esto planteó interrogantes sobre la capacidad del Gobierno andaluz para equilibrar la urgente necesidad de atención ante emergencias y la justa demanda de los profesionales.
Paralelamente, el Gobierno continuó con la creación de la Agencia de Seguridad y Gestión Integral de Emergencias de Andalucía (Asema), anunciada como un avance significativo en la gestión de crisis, con una inversión de 270 millones de euros y que contará con 5.000 efectivos. Sin embargo, los bomberos forestales expresan sus dudas sobre cómo se integrarán en esta nueva estructura.
El panorama que se perfila evidencia una disyuntiva entre el reconocimiento del esfuerzo vital que realizan los bomberos forestales y la realidad de sus necesidades laborales insatisfechas. Con la proximidad de la puesta en marcha de la Asema, se hace cada vez más urgente establecer un diálogo eficaz que combine el agradecimiento verbal que han recibido con acciones que se alineen con los compromisos adquiridos para mejorar sus condiciones.