En el norte de Galicia, donde la magia de los paisajes recuerda a los cuentos de hadas, se ocultan fascinantes obras que desafían lo convencional en arquitectura y arte. Con la llegada de la temporada navideña, Vigo se prepara para ofrecer una celebración que se aleja de los tradicionales árboles de luces y belenes, prometiendo una experiencia memorable tanto para los locales como para los visitantes.
En este entorno de ensueño, el pequeño municipio de A Veiga alberga un extraordinario monumento a la creatividad y la perseverancia: la Casa das Pedriñas. Este proyecto, obra del pintor y escultor Daniel Mancebo, conocido cariñosamente como ‘El Bailarín’, es el resultado de tres décadas de dedicación y esfuerzo. Iniciando su aventura en 1970 con la simple idea de construir un estudio de arte, Mancebo se encontró en un viaje que superó todas sus expectativas.
La Casa das Pedriñas no solo refleja la tenacidad de su autor, sino también su profunda sensibilidad estética, inspirada en el trabajo de Antoni Gaudí. Este hecho ha llevado a muchos a llamarlo el «Gaudí de A Veiga». La edificación es un caleidoscopio de colores y formas, donde cada piedra decorativa, cada concha, cada botella y cada fragmento de vidrio integrados en las paredes cuentan una historia, creando una obra maestra singular.
Mancebo, quien partió de su tierra natal en busca de mejores horizontes, fue profundamente influenciado por el ambiente de Barcelona y el florecimiento del modernismo catalán. Con el tiempo, decidió regresar a Galicia, donde inspirado por la obra de Gaudí, comenzó a érguese la Casa das Pedriñas utilizando materiales naturales y objetos reciclados que encontraba en la región.
La casa destaca no solo por su singular belleza, sino también por las piedras decorativas en su fachada, que incluyen trazas de oro y wolframio, meticulosamente colocadas por Mancebo y su esposa Belarmina. Este lugar no solo atrae a turistas, sino que también se ha convertido en un símbolo del ingenio y la originalidad gallegos, desafiando las nociones tradicionales de la arquitectura en la región.
Paralelamente, en el norte de Galicia, una casa inusual con una cueva-bodega inundable busca nuevos propietarios, desafiando la imaginación de quienes la descubren. La peculiar integración de esta edificación en el paisaje la convierte en un bien atractivo para curiosos y potenciales compradores.
Galicia, con su rica historia, su vibrante arte y sus festividades sorprendentes, se perfila como un destino cautivador, ofreciendo experiencias únicas donde creatividad y naturaleza se entrelazan de maneras inesperadas. Mientras Vigo se alista para presentar una Navidad diferente, la Casa das Pedriñas y la casa cueva en el norte de la región continúan alimentando la promesa de descubrimiento y asombro en el corazón gallego.