En una emisión reciente y exclusiva para suscriptores de Mitele dedicada al debate de «Gran Hermano», los espectadores fueron testigos de un tenso enfrentamiento entre Adara Molinero y Miguel Frigenti, que necesitó de la intervención del presentador Ion Aramendi para ser controlado. Este incidente marcó un claro distanciamiento entre Molinero y Frigenti, quienes evolucionaron de ser amigos cercanos a enemigos declarados en el escenario del popular reality.
La discusión inició a raíz de los comentarios de Frigenti, quien cuestionó la lealtad y el comportamiento de otros participantes, provocando la fuerte respuesta de Molinero. La confrontación descubrió un abismo entre las percepciones y relaciones personales de ambos, desencadenando un intercambio de acusaciones. Frigenti acusó a Molinero de carecer de amistades verdaderas y predecir su soledad futura debido a su forma de tratar a la gente. Molinero no tardó en responder, acusando a Frigenti de traición y de hablar inapropiadamente sobre su familia, un tema de gran sensibilidad para ella.
La discusión escaló con Molinero señalando a Frigenti por tener «un complejo muy grande» y mencionando su censura en Twitter debido a su comportamiento. Frigenti, tratando de desviar la atención de la discusión personal, intentó recentrar el debate en los sucesos actuales de «Gran Hermano», sin mucho éxito.
La intervención del presentador Ion Aramendi fue crucial para calmar los ánimos y intentar llevar el debate de vuelta a su propósito original, resaltando el reto que supone moderar estos intercambios en vivo. Este incidente subraya la complejidad de las relaciones entre los participantes de reality shows después de su experiencia televisiva y destaca los desafíos de gestionar discusiones acaloradas en directo, manteniendo al mismo tiempo el enfoque en el contenido relevante del programa.