La Reserva Federal de Estados Unidos ha optado por un recorte de 25 puntos básicos en los tipos de interés, estableciéndolos en un rango que oscila entre el 4,50 % y el 4,75 %. Esta decisión, anticipada por analistas y expertos económicos, busca mantener la estabilidad en un panorama económico que se presenta incierto tras las recientes elecciones presidenciales que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
Jerome Powell, presidente de la Fed, señaló en su intervención que, aunque se ha producido este recorte, la política monetaria sigue siendo restrictiva. Powell enfatizó que el banco central está en una fase de ajuste desde niveles restrictivos y que continuará tomando decisiones basadas en datos y proyecciones concretas. Asimismo, el líder de la institución subrayó que las elecciones no afectarán las decisiones a corto plazo, aunque las políticas del nuevo gobierno podrían influir en el futuro del marco económico.
La reacción de los mercados ante esta decisión ha sido en general favorable. Al cierre de la jornada, el Nasdaq presentó un incremento del 1,51 %, y el S&P 500 un aumento del 0,74 %. Aunque el Dow Jones mostró cambios mínimos, los analistas consideran que la posibilidad de futuras bajadas de tipos puede beneficiar a los sectores más sensibles a los costes del crédito.
En el ámbito de las materias primas, el petróleo West Texas Intermediate (WTI) cerró con una leve subida del 0,49 % y se situó en 72,03 dólares por barril. El oro también experimentó un aumento, aumentando su valor en un 1,32 %, llegando a 2.711 dólares la onza. Estos movimientos reflejan un optimismo moderado entre los inversores, a pesar de las inquietudes que persisten en relación a las políticas proteccionistas que podría implementar la administración Trump.
Powell también abordó la cuestión de su continuidad en el cargo, dejando claro que no renunciaría incluso si se lo solicitara el nuevo presidente. Su respuesta firme resalta la importancia de la independencia de la Fed y su compromiso con la estabilidad económica. El presidente del banco central también alertó sobre los posibles riesgos que podrían surgir de las políticas de Trump, como la sugerencia de imponer aranceles del 60 % a productos provenientes de China, advirtiendo que tales medidas podrían tener un impacto directo sobre los precios e incrementar la inflación.
La inflación, que todavía se encuentra por encima del objetivo del 2 %, a pesar de una moderación en los últimos meses, sigue siendo una preocupación central para la Fed. Powell recordó que el crecimiento económico del país continúa en buena forma y que el mercado laboral permanece robusto, aunque ha mostrado signos de relajación. Sin embargo, el aumento en los precios de bienes importados y las posibles restricciones a la inmigración podrían complicar los esfuerzos para controlar la inflación.
En el terreno laboral, el potencial retroceso de la población trabajadora inmigrante podría intensificar la escasez de mano de obra y presionar al alza los salarios, lo que, a su vez, repercutiría en la inflación subyacente. La discrepancia entre la cantidad de empleos disponibles y el número de desempleados es significativa, y cualquier limitación en la oferta de trabajadores podría exacerbar esta situación, impactando directamente en el coste de vida.
Con respecto a las perspectivas futuras para diciembre y más allá, Powell fue cauto al no anticipar la dirección de la política monetaria. Las decisiones, según él, dependerán de la evolución de los datos económicos y del equilibrio de riesgos. No obstante, muchos analistas pronostican que la Fed podría continuar ajustando los tipos de interés de forma gradual hasta mediados de 2025, siempre y cuando las condiciones económicas se mantengan estables.
En medio de un entorno lleno de incertidumbres políticas y económicas, la Reserva Federal sigue comprometida con el objetivo de lograr un «aterrizaje suave» para la economía, disminuyendo los tipos sin provocar un sobrecalentamiento inflacionario. El desafío radica en identificar la tasa de interés neutral que permita controlar la inflación sin sacrificar el crecimiento económico. En suma, la Fed reafirma su compromiso con una política fundamentada en la evidencia y datos sólidos, dejando claro que no se someterá a las presiones políticas.