En una reciente sacudida al escenario político y social español, una acusación de acoso sexual ha puesto en el centro de la tormenta a Íñigo Errejón, exlíder de Más País y quien hasta recientemente fungía como portavoz de Sumar en el Congreso. Elisa Mouliaá, actriz y presentadora conocida por su trabajo en series como “Águila Roja” y por su aparición en el programa “Zapeando” de La Sexta, ha presentado una denuncia pública que implica a Errejón en actos de acoso sexual hacia ella.
Esta denuncia emerge en un contexto especialmente complejo para Errejón, quien había anunciado su retirada temporal de la vida política, aduciendo problemas de salud física y mental y revelando su lucha contra una adicción al sexo y al consumo de algunas sustancias. La acusación de Mouliaá llega en este delicado momento personal y profesional para el político, quien enfrenta no solo el escrutinio público sino también una investigación interna por parte de Sumar, el partido al que hasta hace poco representaba.
La actriz ha detalado que el episodio de acoso fue lo suficientemente grave como para motivarla a presentar una denuncia formal ante las autoridades, recurriendo a la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional. Este paso adelante por parte de Mouliaá busca no solo justicia en su caso particular sino también resaltar y combatir el acoso sexual dentro de los círculos de poder, incluido el entorno político.
El caso ha despertado una ola de reacciones ante la gravedad de las acusaciones y el perfil de los involucrados, desencadenando un debate más amplio sobre el acoso sexual y la cultura de impunidad que a menudo rodea a figuras de autoridad. Mientras Errejón enfrenta las consecuencias de estas acusaciones, Mouliaá ha optado por mantenerse al margen de la atención mediática, concentrada en el proceso legal y en su recuperación personal después de una experiencia profundamente traumática.
Este incidente no solo ha arrojado luz sobre las problemáticas individuales de Errejón y Mouliaá sino que también ha servido para impulsar la discusión sobre cómo la sociedad y, en particular, el ámbito político, aborda y puede erradicar el acoso sexual. La resolución de este caso será seguida con interés, no solo por las implicaciones para los involucrados sino también por lo que significa para la lucha más amplia contra el acoso en todos los niveles de poder y sociedad.