Secar la ropa al aire libre es una opción que muchos consideran ecológica y eficiente en el ahorro de energía. Sin embargo, no todos los artículos son adecuados para este método, ya que algunos pueden sufrir daños. Aquí presentamos cuatro tipos de prendas que conviene secar de manera diferente y algunos consejos para su cuidado óptimo.
Los trajes formales, especialmente aquellos confeccionados con lana o fibras delicadas, son especialmente vulnerables a los estragos del sol. Colgarlos en el exterior puede hacer que pierdan su forma y se decoloren. Para mantener su estructura y coloración original, es recomendable extender estos artículos en una superficie plana y ventilada.
Por otro lado, los tejidos oscuros también sufren bajo los rayos ultravioleta, que pueden desvanecer su color de forma rápida. Para preservar sus tonos originales, es mejor secarlos en interiores o en balcones protegidos del sol.
Las toallas, a pesar de que parecen el candidato perfecto para un secado exterior, pueden volverse ásperas y perder su esponjosidad. En vez de colgarlas en el exterior, es más efectivo utilizar una secadora con un ciclo suave o dejarlas secar al aire dentro de casa.
En cuanto a la ropa deportiva fabricada con materiales técnicos, el sol y el calor excesivo pueden comprometer sus capacidades de absorción y elasticidad. Tras lavarlas, deben secarse en un tendedero interior, lejos del calor directo, para preservar sus propiedades.
Si bien secar la ropa al aire libre es una práctica tentadora, ajustar esta costumbre es esencial para prolongar la vida útil de ciertas prendas y mantener su calidad. Siguiendo estas sugerencias, no solo protegerás tus vestimentas favoritas, sino que también asegurarás el mejor cuidado para ellas.