El panorama televisivo en España está de duelo con la reciente noticia de la partida de Mayra Gómez Kemp a los 76 años. La querida presentadora del icónico programa «Un, dos, tres… responda otra vez» ha dejado una marca imborrable tanto en la industria televisiva como en el corazón de sus seguidores, tan solo unos meses después de alejarse de la vida pública.
Su fallecimiento fue anunciado el pasado domingo, surgiendo como una conmocionante sorpresa para aquellos que la admiraban. Kemp, oriunda de La Habana, Cuba, y con una crianza en Venezuela antes de asentarse finalmente en España, se convirtió en uno de los rostros más emblemáticos y carismáticos de la televisión española. Esto se debió especialmente a su labor en «Un, dos, tres… responda otra vez» desde 1982 hasta 1988, etapa durante la cual el concurso alcanzó una inmensa popularidad.
En su última aparición en el programa «Mañaneros» junto a Jaime Cantizano el 24 de abril, Mayra conmovió con sus palabras, enfatizando que no era una despedida sino un «hasta siempre». Aquel día, también recordó el valiente momento en el que, por primera vez en televisión, compartió su diagnóstico de cáncer, un acto que la acercó todavía más a su audiencia, mostrando su fortaleza y humanidad.
Kemp aspiraba a ser recordada por sus momentos más brillantes y por su capacidad para capturar la atención de millones de espectadores semana tras semana. Su impacto trascendió lo profesional y tocó lo personal para muchos, incluido Jaime Cantizano, quien reconoció haberse inspirado en ella para seguir su carrera, evidenciando el profundo respeto y cariño que había entre ellos.
El legado de Mayra Gómez Kemp está impregnado de su carisma, su talento y su lucha, aspectos que resonarán en la memoria colectiva de aquellos que la siguieron a través de sus apariciones en pantalla. Su historia va más allá de ser una presentadora: se convirtió en una figura inspiradora cuyo recuerdo perdurará como un símbolo de valentía y alegría en la televisión española. Su último adiós se dio en un homenaje en el plató que fue testigo de tantos momentos memorables, sellando así un ciclo de éxito y emoción que marcó un antes y un después en la historia de la televisión en España.