En busca de refugio y huyendo de la represión sistemática, decenas de saharauis han llegado en las pasadas semanas al aeropuerto de Barajas, España. Estas personas, originarias de las zonas del Sáhara Occidental que Marruecos ha ocupado desde 1976, buscan asilo como una vía de escape a la opresión que denuncian vivir bajo el gobierno marroquí. La situación que enfrentan se complica aún más por el rechazo del ministerio del Interior español a sus solicitudes de asilo, una posición que coloca en un limbo administrativo y humano a estos individuos que ansían una vida sin miedo.
Una fuente cercana a los asuntos internos marroquíes en El Aaiún, quien prefirió mantener su identidad en reserva por miedo a represalias, compartió información alarmante sobre las medidas que Marruecos emplea para someter a los saharauis. Según este funcionario, existe un plan meticulosamente orquestado para desmantelar cualquier vestigio de influencia o identidad saharaui en dicha región. Las tácticas utilizadas incluyen desde la promoción activa de la migración de ciudadanos marroquíes hacia el Sáhara Occidental hasta la implementación de una política de discriminación económica y marginación social hacia los saharauis.
De acuerdo con este informante, la estrategia marroquí no solo busca relegar a los saharauis en términos económicos y políticos sino también alterar de manera significativa la demografía de la región. Para Rabat, la prosperidad económica de los saharauis representa una potencial amenaza a su control, pues podría traducirse en un aumento de la influencia política y, eventualmente, en un impulso hacia la anhelada autonomía o independencia saharaui.
Los intentos de Marruecos por borrar cualquier asomo de identidad saharaui no se limitan al ámbito económico y demográfico. Se extienden hasta prácticas cotidianas de vigilancia y control, donde las autoridades marroquíes clasifican a los saharauis y vigilan sus movimientos con el fin de estigmatizar y reprimir cualquier forma de resistencia o apoyo al Frente Polisario, el movimiento que lucha por la independencia de Sáhara Occidental.
Este panorama sombrío revela un escenario de opresión y estrategias de represión que motivan a los saharauis a buscar protección fuera de sus fronteras. España, destino principal de estas personas, enfrenta el desafío de responder a estas solicitudes de asilo en un contexto de relaciones complejas con Marruecos y un marco internacional que aún debate la situación del Sáhara Occidental y el derecho a la autodeterminación de sus pueblos.