La escena nocturna de Madrid se encuentra en medio de una transición notable con la venta del emblemático Teatro Barceló por un importe cercano a los 24 millones de euros. Este movimiento empresarial, liderado por Pedro Trapote, ha inyectado un aire de cambio en uno de los puntos neurálgicos de la cultura y el entretenimiento de la capital española.
El Teatro Barceló no es solo conocido por su valor arquitectónico, sino también por albergar al Ochoymedio, un club legendario entre la comunidad aficionada a la música indie y alternativa. La noticia del cierre temporal del Ochoymedio durante el mes de agosto había generado rumores y expectativas entre su fiel clientela, desconcertada sobre el futuro de este icónico lugar.
Después de dos décadas fluctuando entre diversos emplazamientos, el Ochoymedio se prepara para abrir las puertas en su nueva casa desde este viernes, 13 de septiembre, en el Teatro Eslava situado en la Calle del Arenal. Este cambio busca no solo proporcionar al club una renovación, sino también permitirle mantener su identidad y seguir siendo un referente para los amantes de la escena nocturna madrileña.
Mientras la mudanza implica que el Ochoymedio dejará de operar en su antigua ubicación al lado del Teatro Barceló, el legado de música en vivo seguirá vivo en dicha dirección con la continuidad de Ochoymedio Live. Por otra parte, la actividad de club nocturno del Ochoymedio retomará su ritmo sabatino y dominical en el Teatro Eslava, manteniendo la experiencia acostumbrada desde la medianoche hasta las seis de la madrugada.
La anticipación en torno a la reapertura es palpable, con entradas para la noche inaugural a punto de agotarse y promesas de una noche memorable cargada de música y sorpresas. A pesar de la relocalización, los precios de entrada se mantienen, asegurando que la experiencia del Ochoymedio continúe siendo accesible tanto para sus seguidores de largo recorrido como para aquellos que se acerquen por primera vez.
Este acontecimiento no solo destaca por modificar el panorama nocturno madrileño, sino también por señalar la continua evolución de uno de sus espacios más emblemáticos. Lo que para algunos puede simbolizar el final de una época, para otros representa el inicio de un nuevo capítulo repleto de oportunidades para el Ochoymedio y la cultura de Madrid en general.