En el panorama televisivo español de los años 90, Julián González emergió como una de las estrellas juveniles más brillantes de la época. Su notable presencia en una serie de comedias nacionales captó la atención del público y le granjeó una fama considerable entre los espectadores de la televisión española. Sin embargo, el transcurso del tiempo y los cambios en el medio llevaron a González a transitar por caminos lejos del estrellato televisivo, encontrando una nueva vocación lejos de los focos pero aún vinculada al mundo del espectáculo.
La carrera actoral de González despegó en 1991 cuando, con sólo 11 años, se incorporó al reparto de «Farmacia de turno», comedia que seguía las peripecias de una farmacéutica y su entorno, y donde interpretó a Guille, hijo de la protagonista. Este papel le abrió las puertas a otros proyectos, incluido su papel en «Compañeros», otro hito de la televisión que consolidó su popularidad y demostró su versatilidad como actor. Ambos shows lograron captar una audiencia considerable y se convirtieron en referentes de la televisión de la época en Antena 3.
No obstante, la fama es efímera y la carrera de González empezó a declinar a principios del nuevo milenio. Su última aparición notable fue en 2010 en «La última guardia», telefilm que supuso una suerte de reencuentro para el elenco de «Farmacia de turno». Después de esto, González optó por reorientar su vida profesional hacia nuevas metas.
Alejado del foco mediático, González dedicó su tiempo al estudio, logrando graduarse con altos honores en decoración de interiores. Este cambio de carrera le ha permitido mantenerse cerca del mundo de las celebridades de una manera diferente, trabajando en la empresa LMG reformas. Dentro de esta empresa, se especializa en proyectos de decoración para clientes VIP, una tarea que le permite aplicar su creatividad y su sensibilidad artística en un nuevo campo.
La historia de Julián González refleja el impredecible viaje de las estrellas infantiles y juveniles, cuyas carreras pueden tomar rumbos inesperados. Aunque ya no se encuentre en frente de las cámaras, González ha demostrado que la fama puede ser el preludio a otras formas de éxito y realización personal, manteniendo su conexión con el mundo del entretenimiento desde una perspectiva distinta. Su legado en la televisión española, sin embargo, permanece intacto, recordado por su contribución a algunas de las comedias más queridas de los años 90.
