El reciente fallecimiento de Caritina Goyanes ha conmocionado al panorama mediático español, generando una ola de críticas hacia el trato de la noticia por parte de los programas vespertinos de mayor audiencia en el país, entre ellos «Y ahora, Sonsoles» y «TardeAR», dirigidos por Sonsoles Ónega y Ana Rosa Quintana, respectivamente. La controversia surgió por las distintas maneras en que estos programas manejaron la difusión del sensible suceso, provocando un debate sobre la ética periodística y la sensibilidad hacia los afectados.
La polémica alcanzó su punto álgido cuando, de manera inesperada, la periodista Pilar Vidal, en una intervención en Antena 3, reveló que Caritina Goyanes había descubierto recientemente un significativo secreto sobre su marido, complicando aún más el ya delicado momento. Esta revelación provocó un intenso rechazo por parte del público y obligó a Vidal a pedir disculpas al día siguiente en «Espejo Público», expresando su arrepentimiento y su intención de no haber querido dañar a la familia de Goyanes.
La respuesta de los medios no se hizo esperar, y fue «Y ahora, Sonsoles» el escenario donde se desarrolló un momento crucial. Sonsoles Ónega, en un gesto de solidaridad profesional, ofreció su apoyo público a Vidal, enfatizando la necesidad de enfrentar juntos los errores y trabajar en equipo, un acto que no solo generó aplausos en el estudio, sino que también marcó un antes y un después en el manejo de crisis mediáticas.
Este suceso ha desencadenado una profunda reflexión sobre las responsabilidades que asumen los medios de comunicación en la era digital, donde la rapidez de la información a menudo entra en conflicto con la necesidad de considerar el impacto humano de las noticias. El caso de Caritina Goyanes resalta la fina línea que existe entre informar y respetar la intimidad y el dolor ajeno, instando a una necesaria introspección en el ámbito periodístico sobre cómo abordar temas de naturaleza sensible.