En la constante búsqueda de contenido que desafíe los límites de nuestra imaginación, Netflix ha logrado colocar entre su vasto catálogo una joya cinematográfica que ha causado revuelo entre los aficionados a la ciencia ficción, al punto de eclipsar el recuerdo de lo que fue «Interestellar» bajo la dirección de Christopher Nolan. Esta revelación no es otra que «Ex-Machina», el thriller de ciencia ficción y drama dirigido por Alex Garland que se ha posicionado en el corazón de los espectadores como la mejor película de ciencia ficción de la década.
Estrenada en 2014, «Ex-Machina» nos sumerge en una narrativa que fusiona el drama de la robótica y las cuestiones éticas que rodean a las inteligencias artificiales. La trama gira en torno a Caleb Smith, interpretado por Domhnall Gleeson, un programador de élite que es invitado a la lujosa y aislada residencia de Nathan, encarnado por Óscar Isaac, el CEO de la compañía para la que trabaja. A su llegada, Caleb se entera de que ha sido seleccionado para participar en un experimento revolucionario en el que debe interactuar con una avanzada humanoides robótica.
La película destaca por presentar con un enfoque fascinante los desafíos tecnológicos de la humanidad a través de una historia que avanza de ser aparentemente predecible a convertirse en un laberinto de giros inesperados y oscuras revelaciones. Este thriller profundiza en teorías sobre la conciencia y la identidad, retando al espectador a cuestionar la delgada línea que separa al humano de la máquina.
La brillante actuación de Isaac y Gleeson, quienes dan vida a personajes con visiones opuestas pero interconectadas, aporta una dinámica que enriquece aún más la trama. La tensión entre ambos es palpable y sirve de catalizador para un sinfín de especulaciones y teorías por parte de la audiencia.
Sumado a sus cualidades narrativas y de actuación, «Ex-Machina» también es reconocida por su impresionante apartado visual. Desde la arquitectura vanguardista de la residencia de Nathan hasta los detallados efectos especiales de Ava, la androide, cada elemento visual está diseñado para subrayar el tono futurista y a menudo claustrofófico de la historia.
Alex Garland, mediante «Ex-Machina», no solo proporciona un relato absorbente sino que también plantea preguntas sobre la ética de la inteligencia artificial y el futuro de las interacciones humanas con las máquinas. Esta película se ha convertido en un referente dentro del género de ciencia ficción, al redefinir lo que significa ser humano y cómo entendemos la vida artificial, consolidándose como una experiencia cinematográfica inolvidable.