En una muestra significativa de resistencia y memoria histórica, el grupo municipal del Partido Popular de Navarra (PPN) en Berriozar ha denunciado la desaparición de una placa conmemorativa dedicada a Francisco Casanova, víctima de ETA, en un claro rechazo al intento de borrar las huellas de un pasado doloroso. Esta placa, ubicada en la calle Askatasuna desde 2016, había sido instalada como tributo a Casanova, asesinado el 9 de agosto del año 2000 por la organización terrorista, y representaba un símbolo de recuerdo y homenaje en la comunidad.
Daniel Cuesta, portavoz del PPN en Berriozar y quien participó en la colocación original de la placa hace siete años, se ha manifestado consternado ante este acto, que interpreta como una doble violencia: la física, materializada en el asesinato; y la simbólica, a través del intento de borrar la memoria. La desaparición de la placa ha sido condenada como un acto que trasciende el simple vandalismo, interpretándose como una negativa deliberada a reconocer y recordar las heridas causadas por el terrorismo en el País Vasco y Navarra.
Con determinación, Cuesta ha anunciado que se encargará de reponer la placa conmemorativa, en un acto que va más allá de la mera restitución física para adentrarse en la afirmación de los valores de memoria, dignidad y justicia. Esta decisión refleja un compromiso inquebrantable con el mantenimiento de la memoria viva de las víctimas de ETA, desafiando cualquier intento por silenciar el doloroso legado del terrorismo en la región.
Este suceso no solamente concierne a Berriozar, sino que se inscribe en una dinámica más amplia de lucha por el reconocimiento y la memoria en contextos post-conflicto. La desaparición y posterior promesa de reposición de la placa subrayan las tensiones existentes sobre cómo recordar a las víctimas y cómo abordar el legado de violencia que aún pervive en algunas capas de la sociedad.
A través de gestos como el protagonizado por Cuesta y el PPN en Berriozar, se destaca la vital importancia de un recuerdo activo y visible que sirva como fundamento para la construcción de una sociedad más justa y cohesionada, que reconozca todas las voces y todas las memorias como paso indispensable hacia la paz y el entendimiento mutuo.