En un giro inesperado de eventos que marcaron el ambiente festivo de las celebraciones de Sant Antoni en Fornells, se ha producido un incidente que ha captado la atención de la comunidad local y regional. Jesús Gomila, portavoz del Partido Socialista (PSOE) en el Ayuntamiento de Mercadal, fue agredido físicamente, un suceso que ha suscitado una ola de reacciones entre los círculos políticos y sociales.
La denuncia presentada por el PSOE de Mercadal y Fornells señala a Antoni Riera, afiliado a la Junta Local de Fornells y miembro del Partido Popular (PP), como el autor de la agresión hacia Gomila. El incidente, calificado por el partido socialista como una «conducta lamentable e inaceptable», ha provocado un llamado a adoptar medidas ejemplares contra Riera por parte del PP.
El origen del desencuentro parece radicar en las acusaciones de Riera hacia Gomila, a quien atribuye un supuesto interés por sobresalir durante los eventos festivos, reclamo que desde el PSOE se desmiente categóricamente. Según el PSOE, la intención de Gomila al participar en las festividades era comprobar la seguridad de los asistentes y prestar ayuda de ser necesaria, incluyendo la atención a posibles incidentes que ameritaran intervención de la Cruz Roja.
Ante la situación, el PSOE ha anunciado su intención de presentar una moción de urgencia durante el próximo pleno del Ayuntamiento de Es Mercadal, solicitando la renuncia inmediata de Antoni Riera. Además, han apelado al alcalde, Joan Palliser, para que, de no producirse una dimisión voluntaria, proceda con el cese de Riera.
El incidente ha sido duramente criticado por el partido socialista, que lo considera un acto de violencia inaceptable y contrario al espíritu de las festividades patronales. El PSOE ha recordado al PP su código ético, que establece una intolerancia absoluta hacia cualquier forma de violencia, instando a tomar medidas que aseguren que este tipo de comportamientos no queden sin consecuencias.
Este suceso se añade a un periodo de inestabilidad política en la región, como lo evidencia la reciente dimisión de Marta Vidal, consellera de Vivienda del Govern balear. El incidente ha generado expectativas entre la comunidad sobre las futuras acciones que se tomarán para recuperar la confianza en los representantes políticos y garantizar el respeto y la integridad en el tejido social y político de la región.