La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que ocurrió durante el fin de semana y el lunes en la península ibérica ha causado graves daños en los cultivos agrícolas de Castilla-La Mancha, específicamente en las provincias de Toledo y Ciudad Real. Aunque todavía es demasiado pronto para evaluar el alcance exacto de los daños, se estima que alrededor de 10.000 hectáreas de cultivos han sido afectadas, según Santiago Duro, director territorial de Agroseguro en la comarca de La Mancha.
Los cultivos más afectados son el viñedo en Socuéllamos y Villarrobledo, el olivar en Toledo y la zona norte de Ciudad Real, y el almendro en Albacete. También se han reportado daños en frutas y verduras como el melón, la sandía, el pimiento y la cebolla debido a las inundaciones en las parcelas.
A pesar de los daños, que están cubiertos por los seguros agrarios, Duro considera que las lluvias han sido beneficiosas para el campo castellano-manchego, ya que la sequía estaba poniendo en peligro las próximas cosechas.
En Socuéllamos, donde el viñedo fue especialmente afectado, más de 3.500 hectáreas resultaron dañadas por el granizo. Los agricultores están trabajando rápidamente para informar a sus seguros y reanudar la vendimia lo antes posible.
En otras localidades como Los Cortijos o Malagón, en Ciudad Real, se estima que se ha perdido un 70% de la cosecha de olivar. Los fuertes vientos de la DANA han arrancado olivos y provocado la caída de la aceituna. Para los agricultores de la zona, esto no solo significa la pérdida de la cosecha para la próxima campaña, sino también el daño a largo plazo causado por el arranque de los olivos.
Sin embargo, hay lugares como Madridejos, una de las principales zonas de producción de aceite de oliva en Castilla-La Mancha, donde consideran que las últimas lluvias han sido beneficiosas para la próxima cosecha. Según Rubén Gómez, responsable agrícola en la Almazara García de la Cruz, en Madridejos, el olivar necesitaba agua y la ausencia de granizo ha evitado daños significativos en la zona.
A pesar de los daños sufridos, la esperanza se mantiene en el campo castellano-manchego. Los seguros agrarios cubrirán las pérdidas y se espera que la próxima cosecha se recupere gracias a las lluvias recibidas. Mientras tanto, los agricultores están trabajando arduamente para restaurar y proteger sus cultivos, confiando en la resiliencia del campo y la capacidad de recuperación de la tierra.