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Vox se Enfrenta a un Cordón Sanitario en el Parlamento Europeo

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En un giro político que podría reconfigurar el panorama de la extrema derecha en el Parlamento Europeo, Vox ha tomado la decisión de separarse del grupo de los Reformistas y Conservadores (ECR) para alinearse con el nuevo y más radical Patriotas por Europa. Esta agrupación incluye a notorios partidos de extrema derecha, entre ellos el Rassemblement National de Marine Le Pen, La Liga de Matteo Salvini y Fidesz de Viktor Orbán. Esta medida ha provocado una reacción contraria por parte del Partido Popular Europeo (PPE), que, en un esfuerzo conjunto con los socialistas y liberales, busca excluir a estas fuerzas de cualquier puesto de representación significativo en la Eurocámara.

Pedro López de Pablo, director de comunicación del PPE, ha hecho saber la firme posición del grupo al declarar que no desean que estos eurodiputados asuman roles representativos en la institución. Con una votación inminente programada para este martes, se anticipa que los grupos ultraderechistas sean marginados de los puestos de liderazgo, marcando un precedente en el manejo de fuerzas consideradas radicales dentro del Parlamento Europeo.

La medida conocida como cordón sanitario busca, por tanto, impedir que los integrantes de Patriotas por Europa y Europa de las Naciones Soberanas tengan acceso a posiciones clave. A pesar de la oposición del grupo ECR, que argumenta que, según el reparto d’Hont, Patriotas por Europa, al ser la tercera fuerza política, merecería tener asignaciones aseguradas, el portavoz de Patriotas por Europa ha criticado esta barrera calificándola de «antidemocrática».

Asimismo, se refleja una división dentro de la extrema derecha en el Parlamento Europeo, fragmentada en tres grupos distintos. Esta división, sumada a las distintas ideologías y desafíos de liderazgo, complica aún más su cohesión y capacidad de influencia. Con un total de 187 representantes de los 720 escaños, la presencia de la extrema derecha se ha fortalecido, aun cuando enfrenta obstáculos internos significativos, como la relación de algunos de sus líderes con figuras controversiales como Putin, frente a otros que defienden posiciones pro NATO.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tampoco ha incluido a estos grupos en sus diálogos para buscar apoyo hacia un segundo mandato, aunque mantiene conversaciones con líderes como la primera ministra ultraderechista de Italia, Giorgia Meloni, y con el primer ministro checo, Petr Fiala, buscando alcanzar los 361 votos necesarios para su reelección.

Esta situación reflecta la creciente preocupación por el auge de la extrema derecha en Europa, y la intención de preservar los valores democráticos frente a agendas consideradas radicales. A medida que se aproxima la votación, la atención está centrada en las consequencias que estas reconfiguraciones políticas tendrán en el futuro del Parlamento Europeo y su composición.

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